sábado, 15 de diciembre de 2012

DOSSIER. Bart Iaccarino, entrenador y director deportivo de los Imperials de Reus


"Soy un jugador profesional en un equipo amateur"

Charlas de football. Segunda parte.

Bart Iaccarino. Italiano. 29 años. Recién llegado a los Imperials, ha regresado a la entidad con un nuevo proyecto bajo el brazo: en solo cuatro años quiere profesionalizar el equipo, cambiar el chip de los jugadores y preparar al club para jugar en primera división nacional. Como no es necesario el ascenso deportivo para subir de categoría, busca nuevos patrocinios e implantar una escuela de football en la comarca. Hablamos con él después de las primeras dos jornadas. Se le ve contento e ilusionado. Repite la palabra 'trabajo' y 'mentalidad' en casi todas sus respuestas, guiadas por anglicismos que explican la poca implantación de este deporte en la tradición deportiva nacional. Es un hombre de football. Lo verán, así fue la conversación:


Creo recordar que usted ya pasó por los Imperials anteriormente, aunque no como entrenador...

Sí, como jugador fiché en la temporada 2005-2006. Jugaba en la línea de defensa. Me situaba delante de la línea de offense, y tenía que placar al running back cuando llegaba o ponerle presión al quarterback. Estuve aquí dos temporadas, aunque después ya me ficharon en Italia y me fui. Fue una gran experiencia en la que conocí a mucha gente, y ha sido precisamente esa misma gente la que ha hecho que yo volviera esta temporada. Fue un año especial porque ganamos la liga catalana en el 2006. Reconstruimos el equipo, porque cuando yo llegué con otros dos fichajes italianos, había poca gente entrenando y en dos años logramos ganar otra vez la liga, que llevaban sin ganarla siete u ocho temporadas. Y, desde ahí, la van ganando casi cada año: es el equipo que tiene más títulos tiene en Cataluña.

¿Cómo continuó su carrera deportiva?

He estado jugando en Italia, en los Lazio Marines. El año pasado me ficharon en Alemania y me fui a jugar la ‘Champions’ allí. Como Imperials me llamó, tuve que dejar el equipo a media temporada para venir aquí y preparar el programa de la temporada, porque aquí llegué como entrenador principal y director deportivo de un nuevo proyecto.

¿Usted ya está retirado?

Sí, más o menos sí. Estaba pensando en ir a jugar a Barcelona con Pioners, pero como llevo todo el equipo en Reus, me costaría mucho ir a entrenar a Barcelona. Estamos en más que no que sí, aunque todavía no está decidido. Pero yo todavía vivo del fútbol americano. No cobro lo que cobraba en Italia o Alemania, pero confío en mi proyecto y creo que de aquí  a unos años llegaré a cobrar lo que cobraba antes de venir aquí. Se puede decir que soy un jugador profesional dentro de un club amateur.

¿Qué tal es el nivel de fútbol americano fuera de España?

En Alemania hay mucho más nivel, de hecho es el nivel más alto de toda Europa. El fútbol americano en Alemania es el tercer deporte nacional, tiene una afición de 10.000 o 12.000 espectadores de media por partido, y el equipo en el que jugué es uno de los mejores en toda Europa, entre los cinco primeros. El nivel es mucho más alto.

¿Y el nivel europeo comparado con el de la National League Football, la liga profesional de Estados Unidos?

La NFL es algo bestia, el top del top, lo mejor que hay. Se acerca mucho más que el resto de Europa a la NFL. Pero eso que lo tienen mucho más fácil: la mayoría tienen un campo de propiedad, y eso te lo pone mucho más fácil. Y cada equipo tiene un gimnasio del equipo y no tienen que pagarlo ellos. Además, la mentalidad, se lo toman mucho más en serio: aquí es muy muy amateur. Este es uno de los aspectos por los que la selección española, por ejemplo, no ha ganado nunca un partido oficial.

Es muy sorprendente.

Yo me acuerdo cuando jugué el europeo con la selección italiana en el año 2009, nosotros salíamos a dar un paseo alguna vez y ellos estaban cada día de fiesta. Eso es una locura porque tienes que cuidar tu cuerpo y descansar antes de un partido importante. Yo pienso que es todo la mentalidad de los jugadores, que se lo toman mucho más en serio. Aquí es una afición, es algo más, mucha gente no entrena lo que debería, si viene entrenan solo en el campo y no van al gimnasio: allí es un trabajo sin cobrar. Yo intentaré lograr que la mentalidad aquí cambie, es mi objetivo, y tengo que decir que está saliendo muy bien, estamos muy contentos porque la mentalidad está empezando a cambiar.

¿Encontró el mismo equipo en su regreso a los Imperials?

El equipo estaba muy cambiado: casi no quedaba nadie de los que habían jugado conmigo, y estaba formado básicamente por novatos. Pero hay mucho material con el que trabajar y mucha gente de calidad. Pero falta trabajar más, mucho más.

¿Qué objetivos propone?

Mi objetivo es llegar con los Imperials a la primera división nacional y en cuatro o cinco años disputar lo que llamamos la ‘UEFA’ en Europa. Hay dos ligas nacionales –la élite, con solo seis equipos— y la liga nacional 2, una especie de segunda división. Después la liga catalana o de cada comunidad. Este año estamos en esa tercera, pero el año que viene ya queremos ir a la segunda división. Este año no hemos subido por falta de mentalidad. La liga funciona por inscripción. Es muy barata, pero hay que desplazarse: tienes que ir a Murcia, a Sevilla, a Madrid y eso cuesta mucho dinero. Es el gran problema por el que estamos todavía jugando en la liga catalana.

¿Cómo va a hacerlo?

Quiero llevar a cabo mi proyecto de cuatro años, si va bien, aunque realmente mi objetivo es llegar a entrenar en EEUU. De hecho, he tenido también ofertas de Estados Unidos para ir a entrenar allí este año, pero las he rechazado porque ya había dado la palabra al equipo de aquí y no me gusta quedar mal con la gente. La inscripción de la elite es muy barata, pero hay que desplazarse: tienes que ir a Murcia, a Sevilla, a Madrid y eso cuesta mucho dinero.

Tiene que ser una estructura piramidal en la que arriba está lo mejor del club y abajo los júniors. Mi objetivo es formar dos equipos principales: uno en la liga catalana, como un filial, con gente de no tan alto nivel; y otro equipo que juegue en la liga nacional. Esperamos lograr subir el año que viene. Si lo queremos verdaderamente hay que entrenar más. Pero estoy contento con el pequeño cambio de mentalidad: ya me han dicho que este seguimiento de entrenamientos respecto al año pasado. La junta directiva está muy contenta este año con ese cambio de chip. Estamos todos muy contentos.

Entiendo que la idea no es tanto ganar títulos con el primer equipo como dotar al equipo de unas estructuras de club.

Sí, estamos intentando montar un proyecto sólido por si no viene ningún patrocinador y con las fichas y las matrículas de los jugadores poder ser autónomos y así no tener que bajar otra vez de categoría porque no hay dinero. Por eso, el objetivo es montar cuatro o cinco equipos aquí en la comarca: uno en Valls, otro en Reus, otro en Cambrils y en Salou. De esta manera, si tenemos cuarenta o cincuenta chavales en cada equipo, es dinero para el club y una manera de jugar a coste cero –cada vez que queremos jugar tenemos que ir, como mínimo, hasta Vilafranca—. Y todo el dinero que gastamos en desplazamientos lo podríamos utilizar en hacer más publicidad para que venga más gente a conocer qué es el futbol americano.

Creo que ya cuenta, además, con otras modalidades de aproximación al fútbol americano como el flag dentro del club.

Sí, el flag es una versión sin contacto donde el placaje está substituido por la persecución de unas banderillas que llevan los jugadores. El juego es el mismo, cambian muy pocas reglas, con el mismo concepto de fútbol americano. Además, nosotros utilizamos el mismo sistema de juego en todas las categorías, así los júniors aprenden jugadas que nosotros hacemos en el primer equipo. Estamos creando una filosofía para cuando ellos suban, estén mucho más cómodos con el sistema de juego. Esta temporada estamos en la final de la liga catalana sub-13 y en la final six de Open.

Claro, es el tradicional valor de la cantera como la base de un club.

Sí, es lo mejor porque si trabajamos bien en este programa, un chaval que empieza a jugar a los nueve años cuando llegará a 18 o 19 para el equipo sénior, tendrá ya una experiencia de nueve años y ya podrá aportar toda su experiencia al sénior. El flag es la base más importante del equipo. Y también, ahora, la mayoría de los júnior entrenan en gimnasios, siguen un programa de trabajo físico, no faltan a los entrenos y esperamos que cuando lleguen a ser séniors sean el zócalo duro que el equipo que van a ser en el futuro.

¿Y la afición, acude más al campo esta temporada?

Bueno, unas cien personas, que está bien. A pesar del viento que hizo el primer partido de liga y el hecho de que jugara Reus Deportiu, estamos contentos. Lo digo porque he visto fotos del año pasado y solía haber más gente. Además, este año creamos eventos en Facebook y nos dejamos ver en los diarios de aquí. Miriam Calderé, jefa del gabinete de prensa, se lo está trabajando muchísimo. Hemos conseguido hacer una revista para los partidos, cada semana salimos en el Diari de Tarragona, en el Més, en casi todos los periódicos de la zona. Y eso nos hace publicidad y que la gente nos conozca un poco más. Para que no pregunten: “¿Fútbol americano? ¿Aquello del bate? No, no es el bate, es con un casco y una coraza” (teatraliza), pero todavía estamos en ese nivel.

 En cuanto a la revista, ¿esa costumbre la ha importado de Alemania?

Sí, en Alemania teníamos revista cada partido. Pienso que es más fácil encontrar patrocinadores para la revista que no buscarlos para el equipo, y con esto ya se financia sola. Es un producto que ofrecemos de más al aficionado, gratuito, para que la gente vaya conociendo y actualizando lo que pasa durante el mes, que es cada vez que jugamos en casa. Pienso que es una muy buena iniciativa para empezar.

¿Antes ha hablado del elevado coste económico de las ligas nacionales: cómo buscan esa financiación fuera del club?

Todavía no tenemos ningún patrocinador, ahora mismo el equipo se basa en el pago de cada uno por jugar. Ahora mismo en España el periodo no es uno de los mejores y eso no nos ayuda. También es un deporte minoritario y no tiene mucha afición, pero es lo que hay. Cada uno se paga lo suyo y cada jugador paga una cuota mensual y con ese dinero salimos adelante.

Sin embargo, cada año en agosto hacemos un business plan y miramos las cuentas y lo que hay que hacer y lo dividimos entre la gente que viene a jugar. Y así funcionamos desde hace veinte años. También hemos preparado un plan de patrocinios, pero la gente no está muy interesada, porque en un deporte que aquí nadie conoce: si vas a hablar con los comerciantes, todavía te preguntan por los Dragons, que hace ya 12 años que desaparecieron.

¿Cómo funcionan los fichajes en un equipo amateur?

Yo intento traerlos siempre desde EEUU, porque aunque sea el más bajo es más alto que el de aquí. Se les paga piso, comida, gimnasio y algunos bonus por partido. Eso es lo que podemos pagar nosotros. En otros equipos de Alemania, hay más dinero y es un sueldo verdadero: tienes muchas más facilidades fuera del campo: gimnasio, coche, etcétera. Nosotros sabemos lo que somos, no queremos hacer un paso más largo que la pierna, y los fichajes que haremos el año que viene serán siempre americanos pero de un nivel más bajo de los que pueden comprar en Italia…

¿Qué ganan los jugadores americanos al venir a una liga mucho menos competitiva que la americana a cambio de poco dinero?

Una experiencia inolvidable. Vienen aquí, a un país como España, que les mola, cinco o seis meses a jugar a tu deporte, a vivir todo pagado, y muchos de ellos les encanta (venir a Europa), están encantados de venir aquí. Y como nosotros, todos los equipos del este de Europa están en la misma situación que nosotros. Piensa que allí en la universidad es casi obligatorio jugar y hay miles y miles de college y solo un 0,003 llega a la NFL. Piensa cuántos jugadores hay que acaban su carrera y no tienen dónde jugar. La mayoría de ellos para seguir jugando un par de años, y para viajar y vivir experiencias, vienen a Europa. Los más buenos vienen a hacer un trabajo, como en Alemania que cobran unos 4000 o 5000 euros. Son gente que les das la pelota y te arregla un partido.


Entrando ya estrictamente en la dimensión deportiva: ¿cómo ve a la plantilla?

Tenemos la plantilla muy corta, solo 24 jugadores y para subir el año que viene necesitaríamos 30 o 25 personas para jugar una liga bien. Ya jugamos a once y hay que doblar por si se hace daño uno. Un buen número sería entre 30 y 35. Ya subirán cinco júniors.

Háblenos de los nombres propios de la plantilla, por favor.

Tenemos grandes jugadores como Juan FrancescSiscu’ Domínguez número 21. Es un jugador internacional por la selección española, con mucha experiencia, ya que estuvimos jugando juntos dos temporadas en Italia, y físicamente lo da todo en el campo. Podría trabajar mucho más para ser el mejor, pero para él que ha jugado en un nivel tan alto en Italia, lo veo un poquito desmotivado en esta categoría porque esta liga está muy por debajo de sus posibilidades. Esperemos que el año que viene jugando a un ritmo más alto, Siscu dé todo lo que tiene que dar. Y seguro que será el diamante de este equipo el año que viene.

También destacaría a Adrià Solis, running back u Óscar Rodríguez, el quarterback; y en defensa Jordi Pruñonosa o Juan Clavijo. Están saliendo todos muy bien y se destacan de los demás por su nivel. El año que viene hay que ver cómo responderán a un nivel mucho más alto.

Y qué hay del rendimiento del quarterback, quizá el jugador más determinante en un equipo de futbol americano, pues de él depende el sistema de juego.

El QB bien, está viejo (se sonríe), pero bien. Es una persona que da mucha confianza en el campo al equipo, lo mantiene muy bien posicionado. La verdad es que no me meto mucho en el tema de offense, dejo todo el trabajo a Jordi Gras, mi asistente. Yo me ocupo principalmente de la defense y los equipos especiales. No me gusta meterme en la offense porque me gusta lo que hacen y si no se lo digo a Jordi.

Supongo que debe ser muy complicado sacar a un quarterback de la cantera.

Crear un quarterback es muy difícil y lleva mucho tiempo formarlo. Yo he tenido la suerte de estar en muchos campus con entrenadores de NFL para crear quarterbacks y tengo todo un curso preparado: estamos haciendo un muy buen trabajo con un chaval de Tarragona, del que esperamos mucho. Es la única persona en el campo que tiene que sabérselo todo, que tiene que tener sangre fría, que tiene que tener una visión de juego muy amplia y tiene que cargarse el equipo en la espalda en los momentos decisivos.

¿Qué defectos le ve al equipo?

Le falta experiencia porque ha habido un cambio generacional: todos los veteranos han dejado el equipo y me encuentro con gente que lleva jugando uno o dos años. Pienso que lo que falta verdaderamente en Imperials es un líder, alguien que se cargue el equipo a la espalda cuando hay que hacerlo. Cuando es el momento de hacer una big play, diga ‘aquí estoy’.

¿Ese papel no lo desempeñan jugadores decisivos como Óscar o Siscu?

No como quería yo. Un líder es también una persona que sabe aguantar la presión. ‘Siscu’ es un gran atleta, pero todavía le falta aguantar la presión bien. Y Óscar también: es normal que cuando llevas tiempo jugando, si recibes muchos golpes porque no te protegen bien, no consigues aguantar la presión. Yo pienso que antes o después alguno de ellos dará un paso adelante.

En el tema estrictamente deportivo, los equipos profesionales son característicos por el alto número de jugadas que manejan: ¿de cuántas su playbook?

Aquí tenemos unas 70 o 80 jugadas en ataque y unas 10 o 15 en defensa. Son muchas y piensa que todavía no todos se las saben, salvo el QB. Si no se las sabe él ya estamos muy jodidos (ríe).

Explíquenos brevemente cómo es la filosofía de juego de los Imperials, la matriz que utilizan todos los equipos del club, como antes comentaba.

Somos un equipo con un juego muy abierto y basado mucho en los pases. La misma filosofía la utilizamos para sacar el QB, la persona más importante de la ofensiva. Con la misma filosofía, de abajo a arriba, queremos formar un buen QB para tener un recambio de Óscar, porque aunque sea bueno antes o después tendrá que acabar. La lleva Jordi muy bien.

Para la defensa tenemos la misma filosofía: una defensa que blitza mucho, mucha presión en la offense, y jugamos pocos tipos diferentes de coberturas: las complicadas aún no las podemos jugar.

En el arranque liguero no consiguió anotar en el primer partido contra el enemigo íntimo de la liga catalana al que ganaron el año pasado en la final.

El primer partido ha ido muy mal, los chavales entraron en el campo muy confiados del hecho que habían ganado la final en casa en marzo y estaban muy confiados. De hecho, Bocs de Argentona nos metió los veinte puntos en los primeros cinco minutos de juego porque todavía estábamos en los vestuarios. Cuando despertaron, el partido fue muy igualado y duro, con muchos golpes, pero ya era tarde. Ahora nos preparamos para cuando volvamos a encontrarnos.


El segundo entramos en el partido desde el primer segundo y dejamos claro qué iba a pasar. Pegamos muy duro en la defense y provocamos un montón de turnovers: cinco o seis –cuando la offense ataca, tú le quitas la pelota de cualquier forma, interceptándola—, y la offense ha hecho su trabajo. Veremos el próximo partido este sábado, contra Reds de Terrassa, uno de los cuatro equipos más fuertes de la liga junto con Bocs, Urolokis y nosotros: y si ganamos contra ellos pienso que tenemos la oportunidad de acabar como segundos y jugar en casa la semifinal.

¿En qué se asemeja el fútbol americano que se practica aquí al profesional?

Todo cambia. Allí preparan el partido durante toda la semana, trabajan cada día entre 4 y 5 horas; aquí trabajamos cuatro horas a la semana. El juego es quince veces más rápido aquí. Es mucho más rápido, mucho más físico, también porque el físico de los americanos es diferente al nuestro. Yo creo que uno se da cuenta solo cuando está en el campo y lo ve. Yo estuve allí y te digo que la velocidad de juego es impresionante. Y ves un partido NFL en el campo, vienes aquí y lo ves como si fuera a cámara lenta. Es una barbaridad.

También estuve jugando allí en el 2002 y la gente de 2,15 por 160 kg y corrían tres veces más rápido que tú. Es otro mundo. Jugué en Tampa Bay, Florida, en un equipo semi-profesional. Solo probé un mes allí, me lesioné y me echaron para casa. Es normal, allí eres uno más: te haces daño, otro.


¿En qué se fija el Bart Iaccarino entrenador, y con qué disfruta el Bart espectador o el Iaccarino jugador?

Cada uno mira la posición que entiende. Yo me fijo en mi competencia, que es la línea; otro mira el running back¸ otro mira la offense. Tú ves a uno que lleva la pelota, pero hay ocho que trabajan por él. Yo disfruto cuando veo un equipo duro que pega mucho.

Lo que disfrutaba yo era golpearme, es fútbol americano por eso, porque llevamos casco y coraza y nos pegamos mucho, en el sentido deportivo siempre. Es un deporte de colisión, no solo de contacto, eso ya lo encuentras en el básquet o en el fútbol normal. Es pura colisión: son dos cuerpos en velocidad que llegan al contacto, como coches de choque. A mí me gusta mucho el contacto. Cuando yo jugaba me gustaba pegar, en ese sentido deportivo, y me gusta cuando mi defense llega al contacto con mucha fuerza, intensidad, y determinación para cambiar el partido. A veces un golpe bien dado, hace saltar la pelota y tus compañeros la pueden recuperar. Es todo mentalidad, si estás en el partido al 100%, antes o después puede haber un cambio.

¿Qué opina de esta temporada en la NFL? ¿De qué equipo es hincha?

Buccaners, porque como estuve en Tampa, me enamoré de ellos. Este año no tienen oportunidad de ganar; pienso que los equipos favoritos esta temporada para la Super Bowl son Falcons, Patriots y a lo mejor los Redskins. Han hecho un fichaje muy bueno, Robert Griffin III, y este es un chaval que te hace disfrutar del fútbol americano.

¿Por qué cree que en España no está tan implantado como en otros países europeos?

Falta de mentalidad, por el hecho de que se piensan que es un deporte violento. La mentalidad en Estados Unidos con el fútbol americano es mucho más abierta, como en Alemania, y la gente viene a verte y después del partido te quedas con los aficionados, comes y bebes algo con ellos. Son americanos y lo montan todo a lo grande. Eso aquí no pasa.

Por ejemplo, en Alemania nos quedábamos allí hablando del partido porque se monta cada partido como si fuera un evento: la gente disfruta, hay cheerladers, actuaciones musicales…. Después del partido, todas las familias de los jugadores preparan una mesa enorme para comer con la gente del otro equipo. Aquí te das la vuelta a la grada y está tu abuela, tu novia y poca gente más.

Por otro lado, en América cada estadio es como si fuera un pequeño centro comercial con el campo de fútbol americano, y la gente está allí pasando la tarde, haciendo tiempo, comprando. Fuera del campo, en todo el aparcamiento, hay gente que se lleva la barbacoa de casa, la pone en del 4x4 y está allí haciéndose carne e invitando a la gente a comer. Y esto pasa en los séniors y en todas las demás categorías del fútbol americano. Es otra mentalidad.

¿Y no trasladaría esta experiencia a Reus?

A mí me gustaba hacer este año un tercer tiempo, quedarnos en el campo, hacer una barbacoa, hablar del partido entre nosotros, pero claro, como el campo no es nuestro, hay que pagar más. No te lo ponen fácil para que puedas trabajar de esta forma.

En cuanto al juego, quizá el espectador europeo esté más acostumbrado a otra duración en los eventos deportivos, y a otro ritmo…

Es verdad lo que dice la gente, es un deporte de ritmo lento porque pasan veinte segundos de una jugada a otra. Pero cuando empieza la jugada, hay jugadores que en cinco segundos hacen cien yardas. Es lento pero también muy rápido, intenso en espacios cortos. Cada partido dura dos horas y media o tres horas. Es normal, es una hora de juego efectiva y si la pelota sale del campo, o cae al suelo, o hay una falta, se para el tiempo. 


Luis Alberto Moral Pérez (@luisalberto_m)

Fotografías cedidas por Bart Iaccarino


sábado, 8 de diciembre de 2012

DOSSIER. Diumenge de football. “Touchdown, volem touchdown”


Reportatge i crònica de l’inici de la lliga catalana sènior de futbol americà. Primera part.

El passat dissabte deu de novembre va començar la XXVLFCA SR 2012-2013. Durant el present curs, seguirem els passos dels Imperials de Reus a la primera categoria de futbol americà a Catalunya. El passat 2 de desembre es van estrenar a casa, i La leyenda del 10 va ser-hi allà per explicar-ho. Comencem.

 “Touchdown, volem touchdown

Sortien els Imperials de Reus després d’haver perdut el primer partit de lliga al camp dels Bocs d’Argentona, un dels equips forts de la categoria i principal rival dels del Baix Camp. La invocació cantada del “touchdown, volem touchdown” conferia un to d’aficionat a una petita graderia mig buida: l’ambient és familiar, amateur, amb uns espectador fidels i uns altres que s’apropen, segurament, portats per la curiositat cultivada del boca-orella, o per l’efecte rebot de la congregació popular en els partits del Reus Deportiu, el camp annex, on juguen els Imperials.

I el càntic era tota una declaració de principis, la finalitat que justifica els mitjans. El touchdown es l’objectiu del joc. L’excusa que disposa vint-i-dos jugadors (divuit, nou per cada equip en la lliga catalana; 11 en altres lligues professionals, com la NFL, competició americana de referència) en un terreny de joc de cent iardes, dividides en dos camps, cinquanta per a cada un dels equips.

En unes mesures més nostres, si cada iarda són 0,9144 metres en la definició internacional moderna, la distància total del camp es de 91,44 metres. Tota una plataforma ideada per exhibir l’espectacle del viatge de l’ovoide des del punt de sacada fins a la zona d’anotació. Segons comentaven els entesos seguidors dels Imperials, el partit es plantejava com un interrogant. Després de guanyar la final de la lliga de la temporada passada contra els Bocs, el mateix rival va sotmetre als del Baix Camp a una sequera anotadora en la primera jornada: 21-0.

La temporada començava amb dubtes, i els Urolokis de Barcelona es presentaven a Reus després de perdre 16 a 0 amb els Reds de Terrassa. Ambdós equips buscaven la primera victòria de la temporada a la segona jornada. També començar a anotar, després d’una primera jornada en blanc. Duel de necessitats, titllaven els diaris esportius recurrentment a les seves portades de diumenge.

La batalla

Però els dubtes es van aclarir aviat. Sense temps per al drama, el partit va tenir des del principi un protagonista clar i un senzill argument: la voracitat dels Imperials va devorar les esperances dels ‘blanquivermells’ de Barcelona sense cap tipus de pietat ni opció. La superioritat reusenca va aturar en defensa els tímids atacs dels Urolokis, i va castigar durament la defensa barcelonina.

Els partits de football estan clarament dividit en dos parts: el joc ofensiu i el defensiu. Fet que hi contribueix el ritme pausat i explosiu d’un partit: és més una suma de moltes accions intenses però breus, entre xiulet i stop, break i falta. Tant és així que una plantilla d’un equip de football està composada per atacants i defensors, en alineacions diferents. Quan un equip ataca, juguen els especialistes en atacar, més hàbils i ràpids generalment; i quan es defensa, entren els defensors, sovint jugadors amb una complexió física més robusta, especialitzats en bloquejar i placar els rivals, tan en estàtic com en moviment.

El temps del partit –consta de quatre quarts de 15 minuts a temps parat— s’organitza en diferents possessions del dos equips. Només hi ha una pilota, i cada conjunt l’ha d’intentar portar cap a la zona d’anotació o endzone del contrari, creuant tot el camp des d’on es trobi. Per això disposa de quatre intents, o downs, per superar deu iardes com a mínim. Si ho aconsegueix, tindrà quatre oportunitats més per superar uns altres deu. Quan no sigui capaç de fer-ho, ha de cedir la pilota a l’altre equip.

Les maneres d’executar un atac poden ser vàries, i moltes són un híbrid de les diferents maneres de jugar i plantejar un partit. Però les bàsiques són dues:

1) El joc terrestre, que consisteix en donar-li en mà la pilota a un jugador ofensiu per a què aquest corri endavant mentre els altres membres de l’equip van bloquejant rivals obrint-li un camí per arribar a la zona d’anotació

2) El joc aeri, que es basa en el passada de jugador-eix de l’ofensiva: el quarterback (o QB), cap endavant, mentre un jugador es desmarca dels rivals, per mitjà d’un entramat de placatges i desviacions en una carrera, des de la recepció fins a l’endzone.

Durant tot el partit, el vent va obligar a que la pilota circulés pel ‘terra’,  més entre les mans dels atacants, donades les turbulències en les ‘espirals’ llançades camp a través. El temporal no ens va permetre veure, potser, les virtuts ofensives d’ambdós quarterbacks, més preocupats en buscar altres camins alternatius en les mans del seus corredors.

Amb encert, en el Reus, l’alineació o roster principal el formaven el QB Óscar Rodríguez i els receptors ‘Siscu’ Domínguez, Adrià Solis i German Perea, que van protagonitzar les anotacions en carrera, guanyant iardes fàcilment e ingressant en la línia d’anotació principalment pels seus mitjans, gràcies a la seva velocitat, capaç de crear jugades, com demostra la marca personal del dorsal 21, ‘Siscu’ Domínguez, amb 5 TD al final de partit.

Acabava la primera part, doncs, poc podem dir dels jugadors d’Uroloki: el 41-0 que il·luminava el marcador ens deixava clar que ens esperava una segona part sense història, donada la exhibició d’uns Imperials ambiciosos i intensos que no es van aturar en cap moment, molt al contrari: van aprofitar l’embat del vent per incorporar la força i la intensitat als seus moviments.



El tempo d’un partit

Si aprofundim, els temps d’una jugada són els següents: els jugadors s’organitzen al voltant del punt on s’inicia tot, la línia de scrimmage, alguns en una fila una davant de l’altre. Darrere, a l’anomenat backfield, hi ha una segona línia de jugadors més específics que intervindran de manera protagonista a la jugada. La primera línia, on hi és el center –l’encarregat de posar en joc la jugada al snap o primera acció de sacada– és una primera muralla per a què els encarregats de portar el joc tractin o de buscar un passada, profund o curt; o d’iniciar una jugada de carrera. La segona línia defensiva també busca, de manera particular, aturar a aquests jugadors ofensius amagats darrere d’aquesta ‘línia Maginot’.

Si en un passada, una pilota és agafada per un rival, aquesta situació es coneguda com intercepció o turnover, i la possessió canvia automàticament a l’equip contrari, que inicia en aquell moment la seva jugada ofensiva. En moltes ocasions, per la poca disposició ofensiva dels homes que hi són al terreny de joc, i per les seves escasses dots defensives, acaba en touchdown. Però quan el jugador és agafat pel defensor abans d’arribar al final del camp, la jugada ofensiva de l’equip que acaba de recuperar la pilota partirà d’aquell determinat punt.

És amb el fumble, una pilota dividida, que ha caigut al 'verd' però que encara pot ser recuperada per qualsevol dels dos equips (normalment quan la pilota cau, la jugada finalitza, només amb aquesta excepció), un dels moments del joc en el que el sistema de torns de possessió s'accelera. Aquestes situacions dinamiten el ritme acompassat i organitzat del partit, com una moneda a l'aire que pot mostrar qualsevol cara mentre cau, on la intensitat dels jugadors torna a ser protagonista en la definició de les accions.




També hi ha un tercer bloc de jugades, les jugades especials (que en equips professionalitzats són executades per uns altres jugadors que habitualment només es dediquen a aquella acció) com són:

  •      la sacada: un jugador d’un equip xuta una pilota camp a través, i qui l’atrapa l’ha de retornar cap a camp contrari; on el parin començarà el joc ofensiu d’aquell equip

  •     el xut: acció protagonitzada pels kickers, que poden també intervenir en la sacada, un xut és la finalització d’una jugada d’una manera alternativa, que després explicarem, per anotar

Els protagonistes principals de la trama tenen uns noms tècnics que coneixerem breument a continuació:

El ja mencionat quarterback és el jugador que vertebra el joc ofensiu d’un equip. D’ell depèn tot l’estil de joc, i les possibilitats de joc d’un equip passen perquè tingui un bon jugador en aquesta posició, ja que participa en totes les jugades. I no només de manera testimonial, ja que és ell qui decideix –amb l’entrenador, és clar—quina jugada ha de ser escollida per a cada moment. És el jugador més important i, per tant, més mític del football, el que guanya més diners i el que escriu amb més protagonisme la llegenda.

El running back és el jugador, principalment, encarregat de portar el joc de carrera: aquell velocista hàbil capaç de sortejar rivals per portar la pilota el més lluny possible. Com més professional sigui l’equip, la posició agafa més matisos i funcions: des del típic corredor al half back, varietat defensiva dintre de la terna ofensiva, més encarregat de alliberar de contraris el camí als altres jugadors.

El wide receiver és el jugador de l’atac que rep les passades del QB, es mou habitualment per les bandes, en moviments automatitzats i sincronitzats amb el quarterback, que sap quan trigarà aquest exactament en estar en una posició determinada per llençar allí la pilota.

El linebacker és el nom pel que es coneix aquell jugador defensiu que intenta taponar els forats perquè no passin els atacants i es desplaça per aturar-los. El seu lloc és la primera línia, a la segona línia –anomenada secundària—, té unes altres funcions que exerceixen els cornerbacks.

Segona part: el tràmit

Al tornar dels vestuaris, la segona part va perdre intensitat i el ritme va estar marcat per les continues faltes que van allargar el tràmit dels dos últims quarts. Hem de dir que el ritme és ben diferent als tradicionals esports europeus, i moltes accions semblen no revestir cap interès per l’espectador. El timing del partit contempla parades continues entre les diferents jugades, amb una durada de tres hores aproximades en total cada partit. Les jugades, però, que gaudeix la graderia tenen la breu intensitat d’uns segons semblants a una explosió.

De sobte, després de deu minuts plens d’interrupcions, el corredor agafa la pilota, zigzagueja un rival, se’n va d’un altre, velocitat, reflexos, quasi cau, retorna a l’equilibri, i amb l’ajuda d’uns placatges que obren un petita esquerda en la muralla, en cinc segons, entra amb la coordinació d’una ballarina en la zona d’anotació. Allí comença la festa, es repica la cuirassa, tira la pilota, i balla i/o salta amb ràbia. La banqueta envaeix el camp i l’entrenador els esbronca. Però tots xoquen un contra l’altre, cridant, la seva forma particular d’abraçar al company.

I entre faltes i pauses es va anar consumint un partit que els Imperials ja havien encarrilat a la primera part, i a la segona van continuar amb la solidesa mostrada, engreixant poc a poc el marcador, fins arribar als 54 punts finals. En total, van ser 8 touchdowns, que multiplicats per sis punts que conta cada TD fan un global de 48 punts.

Quan s’aconsegueix una anotació, s’obren dos opcions: o bé es tira un xut a poc metres de l’endzone, que val un punt; o bé es pot iniciar una altra jugada des del mateix punt, que en el cas que entri en la zona de touchdown, contaria dos punts. La primera és la opció més conservadora i més freqüent; la segona, la més arriscada, habitual en les remuntades. Com el partit va ser fàcil, es van tirar 8 extra points, fallant un, i l’últim no es va arribar a llençar perquè l’àrbitre va xiular el final, oblidat per la seva intranscendència.



L’actual campió de la categoria, els Imperials de Reus, es col·loquen tercers a la classificació, els primers amb una victòria i una derrota, darrere dels dos únics equips dels vuit que conformen la lliga: els Bocs d’Argentona i els Senglars de Vall d’Aro. Els quatre primers passaran al play-off final, que es disputarà a eliminatòries a un partit fins arribar a la gran final.

Els Urolokis són vuitens, últims de la classificació, en el seu pitjor debut de la història, segons va declarar al final del matx el seu experimentat entrenador Marcos Guirles, ja que encara la seva ofensiva no ha estrenat el marcador d’anotacions; en canvi, han rebut 70 punts en contra.

En la segona part del reportatge, parlarem amb en Bart Iaccarino, nou entrenador dels Imperials de Reus aquesta temporada i el seu nou projecte per a la entitat.

L’ambient exòtic i proper del football

Qui s’apropa al Camp d’Esports Municipal de Reus durant un partit de football,  pot veure una escena poc freqüent a casa nostra: un camp obert, de gespa, amb unes marques semblants a una graella, i un jugadors que porten unes vestimentes acolorides, amb cuirasses internes que hipertrofien el tòrax, en una reminiscència clàssica –ja sabem, el tòpic mens sana i corpore sano dels clàssics— que arrodoneixen amb cascos de guerra adornats amb uns escuts prou estrafolaris.

A més, la participació del públic és també diferent al que estem sovint acostumats, especialment en un dia en el que juga el Reus Deportiu, estadi contigu al del football. Així, si un gol de Prades al minut 95, com va passar el passat dia 2 de desembre, és corejat amb una eufòria col·lectiva de milers de persones en un equip de segona divisió B; una exhibició de football ofensiu en un equip de primera línia catalana només és celebrat per un escàs quòrum familiar.

I és que el futbol americà no està gaire instaurat a Catalunya, ni a l’Estat espanyol –els Imperials són l’únic equip de tot el Tarragonès—, tot i que no per això l’espectacle perd la seva essència, sinó que guanya en puresa, lluny del professionalisme espectacular i lumínic de la National Football League americana. La lliga catalana està més a prop, llavors, d’alguns partits universitaris que serveixen de pedrera d’aquesta primera lliga professional del món.

Un ambient que connecta amb els orígens d’aquest esport i que l’aïlla del seu brillant embolcall en què el potent model de negoci de les principals franquícies associades han convertit la lliga dels EEUU. Aquí, en gaudim d’una altra manera: podem anar al camp sense pagar entrada i situar-nos a dos metres de la banqueta, just on escalfen els jugadors que esperen el seu moment. Podem escoltar les xerrades tècniques de l’entrenador, viure com un equip es cabreja amb l’àrbitre o prepara una jugada. Podem, fins i tot, assentar-nos a la banqueta, parlar amb el jugadors, sobre tot si portem una samarreta verda i daurada i no tenim gaire vergonya.

Ho podríem provar, perquè el futbol americà és com una petita família, tot el món es coneix i es saluda quan hi ha partit, una vegada cada mes. I es pot aprendre, i es pot mirar des d’una banda el partit, com si estiguéssim a un institut d’un petit poble de Texas, i ens apassionés el futbol ‘meló’. Però no, som a Catalunya, i ens ho hem fet nostre, a la nostra manera, amb àrbitres que aquí també són xiulats. Aquest esport és també nostre perquè ho fem genuïnament diferent. Amb la nostra passió. I d’aquesta diferència, neix la puresa que segurament enyorin al país bressol de les antigues llibertats.


Luis Alberto Moral Pérez (@luisalberto_m)

Fotografies del partit cedides per Imperials Reus

martes, 27 de noviembre de 2012

La charla


El regreso del cierre

"Muchos jugadores del filial podrían estar jugando perfectamente en el primer equipo"


Entrevistamos a Raúl Estébanez Rodríguez (@Raul12Atleti), defensa central izquierdo del Vila-seca B. Segundo jugador del filial en debutar con el primero equipo esta temporada. Lleva poco más de cien minutos, pero se está gustando. Primera temporada en el club, después de tres años en el fútbol sala, es ya un fijo en el filial. Junto a Carlos Calero y Fran Lozano, son la savia nueva de la cantera del club. 1,81 cm. 74 kg. Diestro. De Vila-seca, palentino de corazón. Del Atlético de Madrid. 

Hablamos con él durante unos días. Le seguimos. Nos cuenta vía ‘whatsapp’ que va a ser titular. Y, luego, que han empatado un partido que perdían por tres goles en diez minutos, con él en el campo todo el encuentro. Está que se sale y repite convocatoria la semana siguiente. Juega solo diez minutos, pero arranca su primer aplauso de la grada tras una recuperación. Después del partido, nos citamos con él. Está nervioso. Pero cuando rompe a hablar, lo hace fácil. Maneja ya algún tópico, pero esconde tras ellos mensajes claros y directos. Así fue la charla:


¿Cuál es su posición en el campo?

Empecé jugando de central, luego entré en el mediocampo unas tres temporadas. Estaba un poco ‘gordito’, así que cuando pegué el estirón, me pusieron de extremo, donde jugué un año. Y entonces volví al mediocampo como pivote defensivo. De ahí a central, y cuando me pasé al fútbol sala, durante tres años, jugué de cierre.

¿Cómo le fue en el fútbol sala?

Pasé de jugar en ‘primera’, una división de juveniles, a la división de honor de fútbol sala. Fue un salto bastante grande. Pero como experiencia fue muy bonita, porque puede jugar por toda Cataluña contra los mejores equipos. Eso no se lo puede permitir cualquier jugador. De eso se aprende.

¿Por qué volvió?

Hubo problemas con la directiva de mi equipo. Y en los otros equipos de fútbol sala en los que me ofrecían jugar el nivel no era el mismo. El Salou es el mejor equipo de fútbol sala de la provincia de Tarragona. Me llamaron del Vila-seca y quería venir a probar. Siempre he tenido el ‘gustillo’ ese de ponerme unas botas de tacos y volver a jugar.

¿Cómo ha vivido la vuelta al fútbol once?

Es un cambio muy radical. Tenía ya las costumbres interiorizadas del fútbol sala. Cuando llegué al primer entrenamiento, pisaba el balón. Te tienes que acostumbrar a darle con el interior, a empezar de nuevo…

¿Se adaptó rápido?

El primer partido fue un desastre. Era un amistoso, hice una asistencia en desplazamiento largo, pero tuve bastantes errores defensivos. Se nota: el balón, el marcaje individual, el posicionamiento, la táctica, etcétera. Estaba un poco perdido al principio. Y eso que llevaba toda la vida jugando al fútbol, pero esos cuatro años con otra mentalidad te cambian el chip totalmente. La verdad es que el entrenador del segundo equipo, Eduardo Franco, me ha ayudado bastante en eso.

Raúl, tercero desde la izquierda, abajo, en una foto de archivo en las categorías inferiores.

¿Cómo ve al equipo?

El objetivo no es ascender porque solo asciende el primero y el segundo promociona. Viendo la calidad de los demás equipos, tenemos que estar entre los cinco primeros, con los que van a estar ahí, seguramente: La Selva y Les Borges del Camp, además de La Canonja. Mejor quedar por arriba que ascender porque el primer equipo está solo una categoría por encima de nosotros. Principalmente, nuestro propósito es quedar entre los seis primeros.

¿Individualmente qué piensa de la plantilla?

Como equipo estamos entre los tres mejores. Lo que pasa es que hemos venido muchos jugadores nuevos y como grupo todavía nos falta conocernos. Sin embargo, lo bueno que tiene el grupo es que los nuevos somos todos de Vila-seca, con tres o cuatro excepciones. El grupo es del pueblo y eso también engancha a la gente, cuando viene al campo de fútbol y ve chavales de Vila-seca, y no cuando uno es de Reus, otro de Villalba, y el tercero de Mataporquera. Por eso tenemos nuestro público.

¿Os sigue mucha gente?

Sí, viene bastante gente. Que haya gente del pueblo crea un vínculo entre el público y el equipo.  No hay una diferencia abismal entre el primero y el segundo equipo. Naturalmente va más gente a ver al ‘primera’, pero tenemos nuestros fijos.

¿Y qué ambiente se respira en el Municipal?

Es un ambiente amateur. Más que nada la gente va a pasar el rato con los amigos. Sabes que fútbol profesional no vas a ver y, hablando en plata, si hay un par de ostias, mejor.

¿Cómo se ha acoplado al nuevo vestuario?

La integración ha sido perfecta. Yo he llegado nuevo y desde el primer día he vivido un muy buen ambiente. Es más familiar, vamos a jugar para divertirnos. Dentro del grupo, hay sub-grupos, como el de las ‘vacas sagradas’, donde me han incluido a mí, porque ya estoy curtido en otros ámbitos como en la ‘cervecilla’ después del entreno.

¿Cuál es vuestra filosofía de juego?

En nuestra liga ningún equipo deja jugar. En teoría, nuestro principal objetivo es jugar el balón. Y tenemos gente capacitada en el medio del campo, con técnica, y una buena salida del balón desde atrás. Pero la dificultad que tiene esta liga es que es una competición más de choque y no te permite siempre jugar la pelota. Por eso somos también bastante directos  en el ataque, porque contamos con extremos rápidos y aprovechamos esa ventaja.

¿Qué sistema suelen utilizar?

Nuestro esquema es 4-2-3-1, con variantes en los pivotes, pero siempre jugamos con un único punta, que tampoco es un delantero puro, sino más bien un mediapunta como un falso nueve.

¿Y adaptan el juego en función del rival?

La tónica de la liga es agradar en casa y sacar puntos fuera. Fuera de casa cuesta mucho y cada campo es particular: Maspujols, por ejemplo, tiene un campo de tierra muy cerrado, ellos van a su juego, el 'balonazo', y por ahí vino la primera derrota. Por tanto, la filosofía de juego depende del equipo contrario.

Ajá.

Si tienes delanteros rápidos, sabes que cualquier despiste te va a costar un gol. En cambio, si son toscos, sabes que puedes sacar la pelota desde atrás perfectamente. Yo prefiero salir con el balón jugado. Siempre gusta más ver a un equipo que juegue, y que hace todo lo posible por eso, que no está el que está dando 'balonazos': si pagas una entrada es para disfrutar del fútbol.

¿Ya que es central, cuéntenos un poco como trabaja la salida de balón un equipo que pretende ‘agradar’?

Depende de los cambios en la medular. Siempre tienes que ver los jugadores del medio campo y cómo salir desde atrás. Si el compañero es creativo, soy el primero que se ofrece para combinar. Siempre te hacen más hincapié en la salida del balón con el portero y los centrales, laterales abiertos y tocando la pelota. Pero si tenemos un centro del campo de choque, buscamos más el 'pelotazo'.

¿En qué aspecto hacen más hincapié?

Me ha impactado mucho la manera de trabajar el balón parado de nuestro equipo. Yo digo que nos parecemos a los de primera división porque nos cuelgan en la pared, antes de salir: cómo ordenarnos en el córner, dependiendo de quien salga; y nos indican la orientación y hacia donde tenemos que ir, junto al encargado de sacar, las variantes, pantallas, etcétera. Eso es de los que más practicamos en los entrenamientos.

¿Y qué más facetas trabajan?

El tema motivacional también. Nos dicen cómo juegan los rivales, tienen informes, porque los equipos de segunda división son equipos que varían poco, siempre mantienen el mismo bloque…

¿Cómo van en la liga?

Ahora hemos bajado un par de posiciones y vamos séptimos, cuando a principios de mes íbamos terceros. En tres partidos solo hemos conseguido un punto de nueve: dos derrotas y un empate.

¿Y por qué?

Nos hemos topado con equipos bastante rocosos defensivamente y con una buena media, como el Falset. Y no es una excusa, pero los tres pinchazos han sido en parte culpa de los jugadores que han tenido que subir al primero equipo a causa de las bajas de ellos. Esos jugadores son importantes en nuestro sistema.

¿Cómo quién?

Nos ha faltado un hombre muy importante en el medio campo, de corte defensivo, y a la hora de sacar el balón, como es Carlos Calero. Tiene mucha capacidad de recuperación física y nos ayuda a sacar la pelota incrustándose entre los centrales. También hemos notado la falta de Fran Lozano, un jugador ágil, versátil y veloz, que ha aportado muchos goles al equipo. Era el máximo goleador. Todo eso influye.

También le han subido a usted.

A mí me han convocado en tres partidos. En el primero estuve en el banquillo pero no disfruté de ningún minuto. En el segundo fui titular y jugué los noventa minutos contra el Roquetenc. Por último, disputé diez minutos en la victoria por cuatro a cero al Alcanar en casa.

¿Y qué tal se encontró?

Bien. El entrenador me está dando confianza y siempre es bueno saber que cuenta contigo y que estás ahí para cuando lo necesite, sabiendo que soy jugador del segundo equipo. Creía que me iba a encontrar un poco más nervioso, pero la verdad es que tener al lado a una pareja de central sólida y contundente como es Cristian Fuentes, te aporta confianza.

¿Quedó contento con el rendimiento del debut?

Sí. En el primer partido que jugué como titular íbamos perdiendo tres a cero en el 82’, cuando marcamos el primer gol. El entrenador me adelantó la posición a medio defensivo, jugando con una línea de tres por detrás, con Cristian como líbero. Esa contundencia en el centro del campo contribuyó a que al final consiguiéramos empatar a tres. Me sentí bien en los dos puestos.

¿Qué le dijo el entrenador?

Me motivó y me dejó claro algunos conceptos clave durante el trayecto de Vila-seca al estadio del Roquetenc. Me dijo que fuera contundente por arriba, me apuntó los puntos fuertes de los delanteros del rival: eran dos delanteros rápidos y técnicos con experiencia en la categoría. Tenía que parar a uno de ellos, que estuviera tranquilo y que lo hiciera como sabía. Eso me relajó.

¿Volverá al primer equipo?

Sí, creo que habrá posibilidades de acudir al primer equipo, pero soy jugador del filial. Poco a poco, porque en ese aspecto hay que ir despacio: te tienen que dar minutos y confianza. Juegas aunque sea un minuto y vas pillando el rol y la experiencia. En eso, el Vila-seca sí lo ha hecho con nosotros.

¿Cómo valora la oportunidad?

Es un premio al esfuerzo hecho en pretemporada. En ese sentido, sí que vi ese trabajo recompensado. Además, tienes tu satisfacción personal y puedes entrar en la dinámica del primer equipo.

¿Cree que el Vila-seca es un club que ha contado con la cantera?

En este caso, yo lo considero más una urgencia. La defensa del primer equipo tenía tres bajas: una por una lesión y dos sancionados, por lo tanto no había otra, era sí o sí. Hemos subido por las bajas, pero el primer equipo no suele subir a los que están en el filial cuando algún jugador se va, sino que traen a otro jugador de fuera. El club ha apostado poco por la cantera.

¿Cree que está justificado que se haya mirado antes fuera que dentro para reforzar al equipo?

Aunque el cambio entre las dos divisiones es bastante fuerte, a nivel individual, muchos jugadores de nuestro equipo podrían estar jugando perfectamente en el primer equipo.

¿Cómo ve al primer equipo en la categoría?

Las aspiraciones, en un principio, eran un poco como las nuestras: quedar entre los cinco primeros. Pero al ver que en los primeros cinco partidos empezaron ganándolo todo, con el equipo líder, se veía un conjunto sólido capaz de luchar el ascenso con solvencia.

¿Cambiando de tema, díganos quién es su referente futbolístico.

Siempre me ha gustado Fernando Torres porque es colchonero, pero la trayectoria de Xavi Hernández me encanta. De mi posición, Puyol. En ese sentido, estoy ahora más pendiente de los movimientos y el posicionamiento del jugador en el campo, para poder hablarlo en los entrenos con los compañeros con el objetivo de ponerlo en práctica.

¿Y en su entorno más cercano, en quién se mira?

A nivel local, siempre te fijas en la pareja de los centrales. En este caso, especialmente en Amador y Javi.

Dicen que le gusta inventar y poner motes. ¿Pero tiene algún apodo en el campo?

En fútbol sala me llamaban Ufjalusi. Por aquella entrada a Messi, en la que le sacaron roja. La verdad es que me habrán expulsado unas quince veces a lo largo de mi carrera. En el Salou hasta el presidente vino a decirme que no había visto un jugador más tarjetero que yo porque en toda una primera vuelta, solo en un partido no me sacaron amarilla.

¿Y a qué cree que se debe?

Quizá sea porque el fútbol sala no es tan de contacto. Yo, al venir del fútbol, veía más normal algunos choques. Entendiendo al árbitro, en un partido que era tranquilo, iba yo fuerte al choque y me sacaba la amarilla. Yo le decía: “pero si he ido al balón”;  y él me contestaba: “¿pero tú has visto cómo has entrado, chaval?”

¿Y cree que se corresponde con la realidad?

Algunas veces soy flojo, y otras veces demasiado fuerte. Creo que tendría que mejorar eso. O soy demasiado agresivo o peco de blando.

No todo serán defectos. ¿Qué virtudes tiene?

Voy bien por arriba, rápido al cruce, buena salida de balón y también desplazamiento largo.

Seguro que tiene alguna anécdota divertida al respecto…

Mi expulsión más rápida fue en el campo de Lleida, en fútbol sala. Cada parte dura veinte minutos a tiempo parado. Cuando me echaron, miré el reloj y vi que quedaban diecinueve minutos y cinco segundos. Duré cincuenta y cinco segundos. Y no me expulsaron por roja directa, sino por doble amarilla…

¿Cómo se ve en unos años en el fútbol?

Me veo jugando con los veteranos a los cincuenta años, sobre todo si hay este buen rollo de pachanga y fútbol con amigos. Me encantaría.

  Foto de equipo del Vila-seca C.F. B, temporada 2012 - 2013 (cedida)


Luis Alberto Moral Pérez (@luisalberto_m)